
11/02/2019
El concierto de ayer, en Café Libertad 8, es de esos que son difíciles de explicar, de esos conciertos en los que para definirlos te salen solamente unas pocas palabras y además esas palabras seguro que no son capaces de reflejar la realidad. Aún así lo voy a intentar, sin usar las palabras: Pura Maravilla.
Podría intentar hacer una crónica navegando por los comparaciones de poetas cantautores versus cantautores poetas, pero es que creo que no es así. Por mucho que tenga claro que Juanlu es un poeta que hace canciones con sus versos, creo que para definirlo tendría que irme de esos conceptos y entrar en un camino completamente diferente, en el camino de los matemáticos, de los técnicos, de los informáticos, (como es su caso), que escriben poesía.
Si preguntáramos la profesión a las personas que escriben alucinaríamos de lo cercana que están la poesía y las ciencias. Somos muchos los que dedicándonos o habiéndonos dedicado a la ciencia escribimos y muchos los que escribimos poesía. Porque realmente, y no recuerdo donde lo he leído, las matemáticas y la poesía son hijas de la imaginación.
Pero si lo dejará en ese concepto, en esa reflexión, explicaría lo que hacemos algunos pero solamente podría dar una pequeña pincelada a lo que hace Juanlu.
Su paralelismo y su conexión con las letras y las ciencias le lleva a seguir formas métricas precisas, totalmente relacionadas con principios estrictamente matemáticos en los cuales, y si somos capaces de adentrarnos en ellas, podemos ver sin lugar a duda también las notas en un pentagrama.
Las matemáticas y la poesía analizan aspectos enigmáticos de la realidad: el principio y el fin, la vida y la muerte, el dilema del infinito, las matemáticas además de servir para contar, nos ayudan a llegar a entender lo incontable, al igual que la poesía.
Muchas de estas cosas las sabía o las intuía por las esporádicas conversaciones con Juanlu en encuentros casuales o causales, pero anoche descubrí algo que realmente me tiene fascinado: sus artefactos. Sus diseños informáticos, que ligan la ciencia y la poesía, sus diseños a los que alimenta de datos, (poesía, artículos, palabras), para que aprendan, comparen y al final sean capaces de publicar textos. Poesía, que en algunos casos no nos creeríamos que han sido creados por una máquina a través del aprendizaje.
Anoche escuche textos sacados de uno de esos artefactos que me hacen admirar aún más a este genio que no se conforma con nada de lo aprendido, que siempre quiere más, y que al igual que sus artefactos se alimenta de todo lo que hay a su alrededor, y, al igual que sus artefactos, evoluciona sin poder, ni querer, quedarse nunca en el punto en el que se encuentra.
Fue un verdadero placer el concierto, un verdadero placer el descubrimiento, un verdadero placer haber sido espectador de un evento que se me quedará en la cabeza y que me hace y me hará volver a pensar en la estrecha conexión entre las matemáticas, la poesía y la música.
Decía Ortega y Gasset: «La metáfora es el álgebra superior de la poesía». Quizá Juanlu vea la poesía como una abstracción matemática y con su esencia musical intenta llevarnos a un mundo mejor.
Gracias infinitas por la noche de ayer.
Autor: Luis Remacha